Los niños ante situaciones de estrés o de frustración tienden a comportarse de manera inadecuada, mayormente cuando sus padres tienden a ser permisivos y ceden a todas sus peticiones. Por eso es importante establecer una figura de autoridad y unas normas claras para evitar dichas conductas, así como procurar una inteligencia emocional en el niño, para que tenga un autocontrol en estas situaciones.
Sin embargo es comprensible que estas conductas se presenten y debemos estar preparados para poder afrontarlas y darles el mejor manejo, lo primero que debes hacer es mantener la calma y mostrarte muy tranquilo, entendemos que estas conductas son molestas y en ocasiones embarazosas cuando se presentan en espacios públicos, pero alterarte o enojarte no va a favorecer a su pronta solución.
Ahora lo más importante es que tu hijo no corra riesgo de lastimarse, es decir las pataletas muchas veces se caracterizan por movimientos bruscos (manoteos, patadas al aire, tirarse al suelo) lo que puede generar algún golpe, debes asegurarte que tu hijo este seguro, de lo contrario debes inhibir dichos movimientos para prevenir alguna lesión, si no es así, si la pataleta consta de llanto y gritos incesantes puedes hacer lo siguiente:
-hablarle con voz clara y firme (no regaño, grito o enojado) corrigiendo dicha conducta, explicándole porqué está mal y que haciéndola no conseguirá lo que quiere.
-llevarlo a un lugar apartado en el que pueda tranquilizarse, diciéndole que cuando se calme y tranquilice, puede salir y hablar contigo para solucionar las cosas.
-si durante la pataleta ha tirado, roto o desordenado las cosas, es importante que cuando se tranquilice le expliques que debe organizar los daños que causó.
-debes mostrar empatía ante su emoción, por ejemplo: “entiendo que estés molesto, y está bien que te molestes, pero está no es la manera de solucionarlo” como tu hijo aún no tiene herramientas para manejar dichas emociones lo más sensato es ayudarle a encontrar soluciones dándole opciones.
Es importante que cuando te comuniques o dirijas a tu hijo, manejes tu expresión corporal y tono de voz, que tu mirada esté dirigida a él y en lo posible iguales su altura para que puedas generar mayor empatía.
Lo más importante que debes tener en cuenta, es que debes conocer a tu hijo, y poder prevenir las conductas inadecuadas, estableciendo adecuadas correcciones y figura de autoridad, así como anudándole a encontrar soluciones y a controlar y expresar sus emociones.
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